Para poder comprender el intento de violación grupal a los visitantes de Sodoma, sería bueno hacer un recordatorio del papel de la mujer en la antigüedad. La mujer hebrea, si la comparamos con las egipcias, sumerias, babilonias, etc., gozaba de mucho respeto y consideración. La Biblia está llena de ejemplos de mujeres que incluso alcanzaron puestos de liderazgo desde los tiempos de Moisés. No obstante, como en toda sociedad patriarcal, la mujer estaba subordinada a su esposo, le debía total obediencia, y su mayor honra era la fidelidad y la procreación. La mujer era una propiedad por la que el hombre pagaba un precio con el objetivo de que esta a su vez le diera hijos que incrementarían la riqueza de la familia. Una mujer estéril era una carga familiar, y muchas veces era repudiada. Una viuda o una mujer repudiada muy probablemente podían morir de hambre; de ahí las leyes levíticas que instan a los hebreos a dejar alimento en sus campos para que estas personas marginadas no perecieran.
En cuanto al sexo no es difícil imaginar cómo eran tratadas las mujeres: como meros objetos de satisfacción del placer y el apetito de su marido. La mujer tenía que obedecer al hombre en todo, incluso en las relaciones íntimas. Los actos sexuales se hacían cuando y de la manera que el hombre quería, generalmente de manera egocéntrica y con poco respeto a la mujer. Si nos acercamos en el tiempo podemos seguir la pista a estos conceptos de géneros. San Agustín escribió que la mujer era inferior al hombre como el cuerpo era inferior al alma. Aun en nuestros días conocemos de muchos casos personas que consideran a las mujeres inferiores en muchos aspectos, y de no pocos que golpean a sus mujeres, incluso hasta la muerte cuando estas no quieren obedecerles en algo, o cuando deciden divorciarse. Muchos hombres de hoy actúan basados en conceptos de hace 5000 años.
En la antigüedad cuando una tribu vencía a otra en una guerra, era bastante habitual que como señal de la victoria y demostración del poderío de los vencedores, se violara masivamente a toda la tribu derrotada, no solo a las mujeres, también a los hombres. Esta era la mayor forma de humillación que los vencidos podían sufrir: ser tratados como una mujer. Se veían de esta forma privados de su papel de hombres dominantes, y forzados a jugar un papel que según ellos estaba reservado a la mujer. El hecho de que un hombre penetrara a otro no se veía como lo vemos hoy. Para ellos no había dos homosexuales practicando el sexo; sino un hombre quitándole su “hombría” a otro, y este ultimo perdiendo su papel de macho al ser humillado de esa manera. No era cuestión de sexo, sino de roles sociales.
Si queremos saber que ocurrió en Sodoma aquella noche, tenemos que mirar al contexto histórico mencionado aquí, y al contexto bíblico. En Génesis 14 se nos narra que un tiempo antes, un grupo de tribus hicieron la guerra contra Sodoma y otras ciudades y las derrotaron llevándose cautivos a sus habitantes. Como entre los cautivos estaba el sobrino de Abraham, este reunió hombres y atacó por sorpresa a los vencedores, rescatando a su sobrino y liberando a los sodomitas y al resto de los prisioneros. En esa situación de posguerra, es fácil imaginar el recelo y el miedo que tendrían los habitantes de Sodoma ante la llegada de cualquier extranjero. Los dos visitantes llegan y Lot los invita a su casa (no olvidemos que Lot no era natural de Sodoma). Es bastante probable que los habitantes de Sodoma pensaran que se trataba de espías, o que de alguna manera representaban un peligro para la ciudad. Es por eso que reúnen todos, absolutamente todos los habitantes de Sodoma, mujeres, hombres, ancianos y jóvenes, con el objetivo de que Lot les entregara a los extraños y darles una buena lección para que no volvieran. ¿Qué lección? Esta más que claro: Una violación grupal que los despojara de su hombría, y los hiciera inservibles para la guerra. Esto serviría además de escarmiento para cualquier otro que viviera a la ciudad con malas intenciones.
Creo que está claro que en este pasaje no se está hablando ni siquiera de las relaciones homosexuales promiscuas, ni de orgias homosexuales, ni de nada por estilo. Los hombres de Sodoma (en su mayoría heterosexuales como en cualquier ciudad) intentaban violar, humillar, denigrar a dos visitantes. No se trataba de una fiesta sexual, ni siquiera de una orgia religiosa pagana. Si ni siquiera habla de esos actos deplorables, ¡Cuánto menos de las relaciones homosexuales entre dos cristianos fieles a la Palabra de Dios!
Intentar tomar este hecho, extrapolarlo, y de esta forma condenar las relaciones homosexuales entre dos adultos basadas en el amor, la confianza, el cariño, el compromiso, la fidelidad, y el amor a Dios es realmente repugnante. Es hacer un uso inaceptable de la Palabra de Dios para justificar prejuicios y leyes segregacionistas que en el siglo XXI ya no deberían existir.